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RECUERDOS PARA UN FINAL DE TEMPORADA

Pues bien amigos, esto se ha acabado por esta temporada. Ha llegado a su fin antes de lo que todos hubiéramos deseado, pero esto es el fútbol. Cuando un día estas feliz, al otro estás triste. Así ha sido y así será. Creo que todos (incluidos los jugadores) somos conscientes de eso.

Son las tres de la mañana y todavía no puedo conciliar el sueño (por eso me pongo a escribir ahora, porque mi idea inicial era hacerlo por la mañana, con las ideas un poco más claras). Las imágenes de todo el día de hoy se me pasan una y otra vez por la cabeza y no me dejan dormir. Cuando terminó el partido, mi mente estaba en blanco y pensé sobre que iba a escribir esta última “DESDE LA GRADA” de la temporada. Han pasado ya seis horas de eso y más o menos sigo igual. Que fácil es escribir cuando se gana, pero que difícil es hacerlo tras un final de liga como el que hemos vivido hoy. Seis horas digo, que han pasado desde que los sueños de la Unión Deportiva Puertollano, y por extensión los de toda una ciudad se han esfumado. Pero vamos a ir por partes y vamos a comenzar por el principio.

No comenzaba bien el día para muchos (no se si sería un presagio), pero ya en el viaje de ida hacia Madrid, algún que otro autobús de aficionados ha tenido que cruzar, como si de un barco se tratara, algunos tramos del trayecto.

Ya en el estadio comenzamos nuestro habitual carrusel con el detonante de la derrota por 4-0 del Juvenil Nacional (todo el esfuerzo de la semana pasada ante La Roda, tirado por la borda).

Al menos nos quedaba el primer equipo, que iba a intentar la heroica de meterse en play off. El estadio se empezaba a llenar de aficionados azules (ahora hablaremos de ellos, porque hoy han demostrado lo que verdaderamente son, una afición de 10). Muchos se sorprendían al ver a David Sanz en la convocatoria. Son los milagros de la medicina. Hace tres días con muletas y el tobillo como una bota y hoy esperando su oportunidad en el banquillo. Yo le dije “Ojala no te vea vestido de corto. Eso significarían buenas noticias”, a lo que “el largo” respondió “Si, llevas razón”. Lamentablemente no fue así. Sustituyó a Luismi en la segunda mitad cuando Rojas ya había sacado dos veces el balón de su portería, y se fue del campo llorando (como muchos) y con una brecha en la mejilla, debido a un codazo. Este año David, ¡te las has llevado todas, macho!, pero es el precio que hay que pagar cuando eres el faro del equipo.

Por cierto, Luismi de nuevo titular. Lo que queríamos muchos. Pero hoy ha quedado demostrado que los problemas del equipo no eran poner a Luismi o dejarlo en el banquillo. Jugar con dos delanteros o con uno. Con mediapunta o sin el. De que el entrenador sea más o menos defensivo. No, el problema estaba en que las lesiones han llegado en el peor momento, todas juntas y han asolado una plantilla, que al final, a mi entender, se ha quedado corta. Muchos han llegado fundidos al final de liga. Y no porque la preparación física haya sido peor (todo lo contrarío, José Carlos ha hecho un trabajo estupendo y creo que va a recoger los frutos dentro de muy poquito), sino porque los esfuerzos que se han tenido que realizar este año no son ni mucho menos los del año pasado, y eso lo han notado todos. Entrenar durante meses cada día en un sitio, sobre hierba, sobre césped artificial. Son muchas cosas, pero en definitiva no creo que el foco del problema haya sido sacar, o no, a un jugador u otro.

Lo vivido hoy en San Sebastan de los Reyes, no ha tenido desperdicio, seguro que los corazones débiles no pueden aguantar varias tardes como esta. Las radios y los móviles echaban humo. Un gol de este, otro de aquel. Ahora me meto yo, ahora se mete el otro. Si marca este me quedo fuera….. Hasta el Sanse ha estado cuatro minutos en play off, y para eso si que se tenían que producir varias carambolas. Se produjeron y poco después se desvanecieron. Al final ni tu , ni yo, ni el otro (esos que se las prometían muy felices, porque su rival era el único que no se jugaba nada y además jugaban en casa ante su afición, pero amigo…. han tenido que dejar la tira de cohetes para otra ocasión).

Después de todo eso viene lo más triste. Los llantos de algunos jugadores me partían el alma, e incluso yo me he tenido que aguantar las mías para consolar a alguno. Hay muchos que han sentido y sienten esta camiseta de verdad, otros la verdad no tanto, pero allá cada uno con sus sentimientos. Cada uno es dueño de querer a quien quiera y a lo que quiera. En eso no me voy a meter. Tampoco quiero decir que uno tenga que llorar para demostrar querer algo o a alguien…(muchos se que lo llevaban por dentro),  pero de mi cabeza no se borran las imágenes con las lágrimas de Dupi (un tio comprometido con la causa de los pies a la cabeza, como futbolista y como persona), el llanto desolado de Carlos Sanz, a quien no había manera de consolar. Me quedo con la tristeza de Rojas, la cara de Ruiz Caba en el banquillo, me quedo con Juli acompañando a un Andrés cabizbajo, a quien los astros han abandonado en el momento menos adecuado (¡malditos penaltis!). Con un Juanma al que no le salían las palabras y que se ha metido en el autocar para no llorar. Con ese capitán del que probablemente hayamos visto su último partido (si es así, ¡que te vaya bien capi!), con las protestas de Richard, al que el árbitro ha tenido que mandar meterse en el banco alguna que otra vez. Lo que hubieras dado por estar en el césped ¿verdad?.

Me quedo con Luismi, queridísimo por la afición (por ellos y sobre todo por ellas), haciendo feliz a una aficionada que se quedo con su camiseta y no paraba de llorar (aunque decía que no quería hacerlo). Con Gustavo, con Edu, con Amores, con Novillo, con el joven Bustillo (¡te llevarás mas alegrías en tu carrera, no lo dudes!) , con los que no han jugado, pero han apoyado desde la grada, con el cuerpo técnico, fisio, delegado, con Jesús, el utillero, que volvía después de su “cornada” del domingo pasado. Me quedo con Borrallo, que desde su casa en Plasencia se habrá sentido como si hubiese estado aquí (¡ recupérate pronto ¡).  Con toda una plantilla y una directiva que han realizado una gran temporada y que nos ha hecho soñar con unas metas que sólo cuatro años antes eran impensables en Puertollano.

Pero sobre todo me quedo con una cosa, la afición de hoy. Sí…, la que ha acompañado a su equipo hasta el final. La que ha animado, la que ha llorado, la que se ha ilusionado con el 1-2 pensando que todavía era posible, la que ha aplaudido de pie la salida de sus jugadores tras la derrota, la que los ha esperado en la puerta del estadio para darles todo el ánimo posible. Una afición de la que forman parte unos niños que son el futuro y que ya saben lo que es la felicidad y la tristeza en el fútbol (por eso el aficionado de la semana es un niño. Un niño triste por la derrota de su equipo, un niño que lo último que se le hubiera pasado por la cabeza hubiese sido alzar la voz sobre sus jugadores) , por eso quiero que de hoy aprendan muchos. Muchos aficionados que deben de aprender de esos niños.

A todos, felicidades por la temporada, ¡¡enhorabuena!!. Gracias por hacernos soñar durante nueve meses. A los que se vayan seguro que se les echará de menos. A los que se queden y a los que vengan, sólo decirles que la temporada que viene habrá más. El mundo no se acaba y la vida, como es normal, sigue.